martes, 31 de marzo de 2009

RA = Raúl Alfonsín, República Argentina


No soy radical. Sin embargo, la tristeza y el dolor que hoy sentí ante el fallecimiento del último representante político con intereses para un pueblo y no puramente personales, cierra una etapa que refleja el final de una Argentina muy distinta a la que él mismo tomó en 1983.


Una Argentina que se llena la boca hablando de la democracia, pero que no la ejerce en absoluto.
Una Argentina con unos nubarrones tremendos a diferencia de la Argentina que, hace 25 años (después de mucho tiempo sin poder votar) mostraba un cielo claro, limpio y, por sobre todas las cosas, con esperanza.

En esa época había esperanza... Y ese recuerdo es imborrable.
Porque cuando la esperanza se pierde, como ahora, no hay brújula que seguir.
En estos casos, uno se apoya en un líder para tenerla. Y Alfonsín fue el líder de esa esperanza. Algo que hace rato no tenemos.

Una Argentina tan distinta donde uno realmente creía en esa esperanza donde la democracia nos iba a dar de comer, nos iba a educar y, lo más importante, nos iba a dejar vivir.

Hoy, esa misma democracia, machacada y destrozada con el paso de malas gestiones posteriores, no nos da ni de comer ni nos educa. Ni hablar de dejarnos vivir...

Yo era muy chico pero jamás, repito: JAMAS olvidaré que (de los que me ha tocado vivir) los únicos discursos que recuerdo donde la gente se movilizaba para escuchar a un político porque creía en su palabra y porque su fe estaba depositada en él, fue en este hombre con unos principios y convicciones únicas. Podríamos estar de acuerdo o no, eso es más viejo que la historia y los intereses que nos dividan, pero el ex-presidente, hoy fallecido, fue el último político de raza, de los de antes, de los que creían en un país en serio, de los de verdad.

Y si la memoria no me falla, nunca la justicia lo enganchó en nada. Es más, hoy por ahí escuché que hace poco terminó de pagarse una casita en su Chascomús con un crédito que había pedido hace poco.
¿Qué increíble, no?
Insisto, no soy radical, pero hoy fue un día de mierda.


Y si no se acuerdan o no lo vivieron, las fotos y el video reflejan otra Argentina, otra época. Mucho más pura que ésta, por supuesto, sin choris o vinos para llenar una plaza.






2 comentarios:

Esmeralda dijo...

Recuerdo que cuando fueron las elecciones presidenciales del 83 tenia tres años, sin embargo y no me pregunten como, pero recuerdo que vivía en Castelar, y fue todo un acontecimiento. Es el día de hoy que atesoro en mi memoria el momento en que mis padres salieron de votar, las conversaciones, el ambiente, el rumor que se sentía en la piel.
Años después algo más grande, pero no demasiado tampoco, recuerdo ver las imágenes de la plaza llena, y aun hoy se me pone la piel de gallina al recordarlo.
Y ahí estaba el pueblo sin distinciones partidarias, victoreando al hombre que mediante elecciones populares, debería representarnos según los preceptos de la Constitución Nacional.
Hubo un día, después de 7 años en que nuestros ojos por fin pudieron sacar los velos que enturbiaban y acallaban miradas.
Hubo un día en que dejamos de pensar si descosíamos los alambres que cercenaban nuestras palabras y la voz comenzó a surgir.
Hubo un día en nuestros amigos, vecinos, compañeros, festejaron victorias desde otros horizontes. Y pudimos llorar su partida y emprender su búsqueda e ir por un justo castigo.
Hubo un día en que nos sentimos felices siendo libres en cuerpo y alma.
Murió un icono de la Historia, y más allá de toda ideología política, me despido de un hombre que enalteció su mandato y nuestros corazones con la convicción “que con la democracia se come, se vive y se educa”. El ex presidente Sr. Raúl Alfonsín

Chicos touche.
Simplemente maravillosa nota!
Salute
Esmeralda

Regalado En Buenos Aires dijo...

Gracias por pasar y por tu comentario!
Saludos!