A lo Boca...

Una vez más, la semana previa nos ametralló de datos e información (inútil en la mayoría de los casos) referente al superclásico. Pero, la única verdad se iba a saber a las 15.10 del domingo en La Bombonera.

Boca venía de perder ante San Lorenzo en el torneo local y River había conseguido una victoria ante Argentinos por 4 a 2.

Sin embargo, en la Copa Libertadores, las cosas fueron diferentes. Boca venció de local en el partido de ida a Cruzeiro por 2 a 1 y River cayó ante San Lorenzo de visitante por la misma diferencia.

Cuando Gustavo Bassi dio el pitazo inicial Boca demostró, con actitud, que quería ganar el partido arrinconándolo al visitante contra su arco.

Desde el otro lado, River no reaccionaba.

A los 14 minutos, Rodrigo Palacio erró otro mano a mano en su carrera y, tras la jugada, por un centro de Riquelme, Battaglia concretó de cabeza el 1 a 0.

Boca siguió buscando ante un River que, ni colectiva ni individualmente, jamás le encontró la vuelta al partido.

El Xeneize tuvo algunas jugadas de gol con algunas pinceladas magistrales de Riquelme pero ni Palacio, ni Dátolo, ni Palermo pudieron alargar la diferencia.

En el segundo tiempo, todo siguió igual.

Simeone no supo qué hacer para que su equipo reaccione y Boca no buscó más de lo que necesitaba.

Para River, queda el sabor amargo de haber perdido en la Bombonera y, de esta manera, perder también la chance de alejarse en la tabla. También, la preocupación que será la responsabilidad de dar vuelta el resultado ante San Lorenzo a mitad de semana. A favor, sólo le quedó la algería de que cuentan con un arquero que, día a día, se afianza cada vez más y es gran candidato para ser guardavallas indisctutido de la Selección Nacional.

Para Boca, queda a favor el triunfo ante su archirival como inyección anímica de cara a Cruzeiro para definir la llave de la Copa y, en el torneo local, quedar a sólo 1 punto de River que lidera las posiciones. La mala para el Xeneize es, teniendo en cuenta lo importante que es su presencia, la lesión que sufrió Morel Rodríguez antes de finalizar el encuentro cuando venía de recuperarse de otra.

En pocas palabras, no fue un gran clásico pero, por momentos fue entretenido, vibrante y, sobre todo, cargado de una tremenda emoción como sólo Boca y River pueden brindar.
Boca lo ganó a lo Boca, con Battaglia como estandarte de esa garra, pero River no hizo nada de lo que siempre lo caracteriza. Y ahí estuvo la diferencia.